PSICOBLOG

Mi foto
Palau Solità i Plegamans, Barcelona, Spain
Licenciada en Psicologia (UAB, 2002). Máster en Comunicación Empresarial (2.008). Terapeuta en EMDR, PNL y Psicologia Sistémica Familiar. Facilitadora de Constelaciones Familiares, Terapeuta en Flores de Bach, Técnica Metamórfica y Kinegenealogía.

miércoles, 17 de mayo de 2017

¿Te has planteado alguna vez cómo abrazas a tus hijos?

¿Te has planteado alguna vez cómo abrazas a tu hijos
y el significado implícito que hay en ese acto?
Muchas veces abrazamos a nuestros hijos desde la culpa por haber tenido que pasar todo el día fuera y no haber estado presentes para ellos, responsabilizándonos de un posible sentimiento de abandono. Otras desde el vacío sentido durante un duelo o una crisis de pareja. También lo hacemos desde el dolor de no haber recibido esos anhelados abrazos cuando eramos niñ@. 

Todos hemos abrazado en algún momento, desde un estado como este,
e inmediatamente después, nos hemos sentido mejor, más serenos.

¿Para quién era pues ese abrazo, para ti o para tu hij@?

Es importante aprender a abrazar desde estados emocionales de ABUNDANCIA (desde el amor incondicional, desde la alegría!), si no, es posible confundir a nuestros hij@s respecto dinámicas afectivas saludables.

Cuando abrazamos desde la carencia, buscamos, a través de nuestro hij@ serenidad interior, y el pequeño lo entiende como: 'mamá/papá me necesita, necesita que yo llene su vacío'

Durante la infancia adquirimos, en ocasiones de formas tan implícitas como estas, compromisos emocionales con los padres, que pueden ser muy limitantes hasta la edad adulta, ya que desde estas dinámicas, acabamos sintiéndonos completamente responsables del bienestar emocional de nuestros padres.

Frases como: ' mis hijos son TODO para mi', 'son mi fuerza para vivir', 'sin ellos para mi nada tendría sentido', son mas que habituales y están aceptadas socialmente, pero confunden a los pequeños y los cargan con una gran responsabilidad: la responsabilidad del bienestar emocional de sus padres, siendo aún demasiado inmaduros como para comprender su alcance, sencillamente lo incorporan en su aprendizaje como algo natural.

¿Qué pasa luego si los padres no consiguen sentirse emocionalmente completos y satisfechos?
Pues que tenemos hij@s que cargan con una gran frustración personal desde la cual pueden llegar a desvalorizarse con dureza.

El pequeño necesita NUTRIRSE de AMOR, NO DAR AMOR.

Cada vez que abraces a tu hij@, revísate unos segundos antes. No le pidas besos o abrazos. Atiende antes tus vacíos y al niño interior que hay en tí.

Antes de abrazarlo:
Conecta antes con un recuerdo maravilloso donde sientas palpitar tu corazón.
Conecta con la alegría del momento,
con la gratitud del instante que compartes con él.  

Abrazando desde aquí, nutres a tu pequeño del INCONDICIONAL amor que necesita para ser un niñ@ y futuro adulto, emocionalmente libre y saludable.

Si estás de acuerdo, te invito a compartir y comentar este POST. Gracias.

Rebeca Pabón. Psicóloga, Coach y Terapeuta. Autora del libro 'Educación Emocional para padres, nuestra naturaleza inconsciente'. Más información en www.espaivida.es