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Palau Solità i Plegamans, Barcelona, Spain
Licenciada en Psicologia (UAB, 2002). Máster en Comunicación Empresarial (2.008). Terapeuta en EMDR, PNL y Psicologia Sistémica Familiar. Facilitadora de Constelaciones Familiares, Terapeuta en Flores de Bach, Técnica Metamórfica y Kinegenealogía.

martes, 16 de junio de 2009

ADVERSIDAD Y SUPERACION


Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.

Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café.

Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bol. Sacó los huevos y los colocó en otro bol. Coló el café y lo puso en un tercer bol.

Mirando a su hija le dijo:

- Hija, ¿qué ves?-

Zanahorias, huevos y café, fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó:- ¿Qué significa esto, padre?

El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

- ¿Cual eres tú?, le preguntó a su hija. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?.

¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?.

Hoy te lo pregunto yo a ti...

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?.

¿Eres un huevo.... Poseías un espíritu fluido, pero la vida te has vuelto duro y rígido?.

¿O eres como un grano de café?. Haces tuyas las circumstancias que te causan dolor sacando lo mejor de ti.

¡Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor!.

¿Cómo manejas la adversidad?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?.

...Piénsalo...

¿Lo que hago, le da sentido a mi "Ser"?, o ¿Lo que soy, le da sentido a lo que hago?

... TÚ SI PUEDES ESCOGER QUÉ QUIERES SER: zanahoria, huevo o café
¡¡FELIZ SEMANA A TODOS!!

jueves, 4 de junio de 2009

CUIDADORES: Poned limites a vuestro amor...


El 24 por ciento de la población total presenta algún grado de dependencia.

No hay domingos ni festivos. No hay descanso para quien ha asumido la responsabilidad del cuidado de un familiar en estado grave y crónico por mucho que haya momentos en que otras personas la sustituyan en esta tarea:

…La actividad se mantiene siempre presente en el pensamiento del cuidador…

Este amor y dedicación incondicional y permanente ponen en peligro la salud del cuidador quien con el tiempo acabará por no poder desarrollar esta loable labor.

…Es necesario pues poner límites a nuestro amor…

Tan importante es cuidar de quién más nos necesita como cuidar de nosotros mismos ya que de nuestra salud y equilibro depende la atención al ser querido que tanto requiere de nosotros.

EL SINDROME DEL CUIDADOR

Se estima que uno de cada tres cuidadores desarrolla síntomas tales como aislamiento, tristeza, irritabilidad y sentimientos de culpa que pueden derivar en depresión, trastornos de ansiedad y otros muchos problemas de salud.

El 65% de los familiares que cuidan directamente a un enfermo sufrirán algunos de estos síntomas llegando el 20% a desarrollar un cuadro intenso conocido como "SINDROME DEL CUIDADOR”, enfermedad por el que algunas personas llegan incluso a perder su vida.

El síndrome del cuidador fue descrito por primera vez en Estados Unidos
en 1974 y consiste en un profundo desgaste emocional y físico que experimenta la persona que convive y cuida a un enfermo crónico incurable.


Se considera producido por el estrés continuado de tipo crónico en un batallar diario contra la enfermedad con tareas monótonas y repetitivas, con sensación de falta de control sobre el resultado final de esta labor, y que puede agotar las reservas psicofísicas del cuidador.

PROPUESTAS UTILES PARA EL CUIDADOR

1. No olvidarse de sí mismo, poniéndose siempre en segundo lugar. El "autosacrificio total" no tiene sentido.

2. Pedir ayuda personal al detectar estos signos, no ocultarlos por miedo a asumir que "se está al límite de sus fuerzas" ni tampoco por culpa de no ser un super-cuidador. No temer acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) y a grupos de auto-ayuda

3. Solicitar información y formación adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad (evolución futura, previsión de complicaciones, medicación) y conocimientos prácticos para enfrentar los problemas derivados tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente, etc. Todo ello incrementa el sentimiento de control y de eficacia personal.

4. No mantener expectativas irreales ("El enfermo no va a empeorar más de lo que está"), ni tampoco ideas omnipotentes sobre uno ("Voy a solucionar todos los problemas yo sólo", “Soy el único que puede cuidarlo bien”).

5. Ser capaz de delegar tareas en otros familiares o personal contratado (sanitario o del hogar). No creerse imprescindible.

6. Mantenerse automotivado a largo plazo, auto reforzarse en los éxitos, felicitándose a sí mismo por todo lo bueno que va haciendo. No fijarse sólo en las deficiencias y fallos que se tengan.

7. Cuidar especialmente los propios descansos y la propia alimentación: parar 10 minutos cada dos horas, dormir las horas suficientes y mantener una dieta adecuada.

8. Tomarse cada día una hora para realizar los asuntos propios. Asimismo permitirse un merecido descanso diario o semanal, fuera del contacto directo con el enfermo.

9. Realizar ejercicio físico todos los días (relaja: nos ayuda a purificar cuerpo y mente.)

10. Evitar el aislamiento: obligarse a mantener el contacto con amigos y otros familiares. Salir de la casa con otras personas, no quedarse "enclaustrado". Los vínculos afectivos cálidos amortiguan el estrés.

11. Saber poner límite a las demandas excesivas del paciente; hay que saber decir NO, sin sentirse culpable por ello (asertividad).

12. Expresar abiertamente a otros las frustraciones, temores o propios resentimientos, es un escape emocional siempre beneficioso.

13. Planificar las actividades de la semana y del día. Establecer prioridades de tareas, diferenciando lo urgente de lo importante. Decidir qué cosas no va a poder realizarlas con bastante probabilidad. La falta de tiempo es una de las primeras causas de agobio.

14. Promocionar la independencia del paciente. No debe realizar el cuidador lo que el enfermo pueda hacer por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.

15. Usar, en la medida de lo posible, Centros de día, Residencias de respiro temporal, o Personal contratado de asistencia domiciliaria.

16. El enfermo además de cuidados básicos - alimentación, limpieza y medicación- precisa tranquilidad y mucho afecto, por ello el cuidador debe ayudarse a sí mismo a sentir la ilusión por vivir, cada instante de su vida, así podrá transmitir alegría y serenidad al enfermo.

No escatimes en palabras amorosas, besos y caricias: llenarán el recuerdo de tu comportamiento con esa persona enferma.

17. Sé sincero y realista. Permítete sentir miedo a la muerte, pero no consientas que te bloquee o paralice. La asunción de la muerte sirve para ayudarnos a ser cautos, responsables y amantes de nuestras vidas. El enfermo nos recuerda cada minuto que la vida tiene un fin, y que es ineludible.

18. Tu vida ha sufrido cambios, pero sigues siendo protagonista de ella: no prescindas de todo aquello que te hace feliz.

Agradece cada día el poder desarrollar esta encomiable labor y enriquécete de la experiencia que supone sin dejar de vivir.

A todos aquellos cuidadores/as que leeis este blog os recomiendo el libro LA RUEDA DE LA VIDA de Elisaberth Kübler-Ross, un libro sincero, conmovedor y ameno sobre la vida, la muerte y la enfermedad de la mano de una de las personas con mayor sensibilidad y experiencia en este ámbito.

¡¡ Feliz semana a todos !!